SANTO DOMINGO.- Cada día crece más la opinión de que la
arteria comercial de Villa Consuelo merece mejor suerte por parte de las
autoridades del sector eléctrico nacional y somos partidarios de que así debe
ser, debido al desastre que constituye el servicio energético en esa pujante
zona del Distrito Nacional.
Probablemente somos quien más ha escrito sobre el tema. Y esta quizás no sea la última vez que lo hagamos, porque como ciudadano y comunicador nos vemos en el ineludible deber de hacer opinión pública ante los males que acogotan a nuestra sociedad.
La presente reflexión tiene como propósito llamar la atención
de los principales actores del sistema a dar respuesta ante el precario
suministro eléctrico de la zona, y actuar con carácter de urgencia frente una situación que se puede
convertir en detonante de consecuencias lamentables por el estado de
desesperación en que se encuentran los sectores que hacen vida común en esta
popular barriada capitalina, tanto sus
moradores como el activo comercio organizado que apuesta al progreso de la
zona.
Recordamos el Villa Consuelo de las décadas de los 70, los 80
y parte de los 90, ya que con
cierta regularidad visitábamos el
lugar en compañía nuestro padre, Restituyo Arias, a quien nunca le conocimos un
empleo gracias a que siempre se dedicó a los negocios, y hacía de esta plaza el
lugar de abastecimiento de las mercancías que vendía “para ganarse la vida para
nuestra familia”; por nuestra mente cruzan nombres de comercios muy famosos de
la época, por ejemplo: Ferretería El
Martillo, Casa Mi Delirio, Cafetería Virgo, Casa Reynoso, Celso Pérez,
Distribuidora Melo Ortiz, Plaza Caribe, Clínica Rodríguez Santos y Casa
Melitón, entre otras.
Para entonces Villa Consuelo era muy famoso entre visitantes
capitalinos y casi la generalidad de los viajeros de las provincias del país,
debido que allí aparecía todo lo que demandaba la población y de ahí la fama de
que “si no lo encuentras en Villa Consuelo, no lo busque porque no lo
encontrarás”.
De aquellos tiempos todavía pasan por nuestra memoria el
alegre y festivo ambiente que reinaba en el popular barrio enclavado en el
mismo centro de la ciudad capital, pues
desde que llegaba el mes de octubre de cada año, los comercios difundían
la tradicional música de la temporada navideña, ritmos que competían de negocio
en negocio, así como los empleados de éstos, altoparlantes en manos anunciando
todo tipo de ofertas de cara al período que se aproximaba.
Sin embargo hoy, ¡Qué pena!, cuando la fecha indica que
estamos a menos de 30 días para la Noche Buena, el alegre canto, los tradicionales
merengues navideños, los villancicos, las bombas y plenas alusivas a las
fiestas de fin de año, han sido sustituidos por el estridente y ensordecedor
sonido de las plantas eléctricas, como consecuencia de una injustificada tanda
de apagones que golpea inmisericordemente todo el entorno; el ambiente de
armonía, de buenaventura, de compañerismo y de felicidad imperante en otros
tiempos ha sido cambiado por el humo contaminante que expiden estos aparatos
que suplen la energía eléctrica que debería suministrar el Estado.
Esto así porque a una zona a la que se le debería dotar de un
circuito de 24 horas de energía eléctrica, hoy recibe 18, 20 y hasta 22 horas
diarias de apagones, olvidando nuestras autoridades que las empresas radicadas
en el popular sector con esfuerzo y dedicación contribuyen con la paz social de
la nación al brindar a miles de padres de familia la oportunidad ganarse el
sustento; empresas que contribuyen con el fisco, pagando cuantiosas sumas de
dinero al Estado a través de los impuestos que tributan; amén de las grandes
cantidades que tienen que pagar todos
los meses por una factura eléctrica que no consumen, ya que la luz nunca llega.
Tal es la situación, según se ha podido comprobar, que a
Villa Consuelo no le están suministrando siquiera 2 horas de luz por día y no
ha habido reclamo que valga, no han valido las reuniones con los ejecutivos de
la Empresa de Electricidad del Este (EDEESTE), no han dado resultados las
huelgas, las amenazas con cerrar sus puertas por parte de los comerciantes de
la zona, no han valido los reclamos de toda una población llana que merece
mejor suerte.
Obsérvese este detalle que ilustra claramente la precariedad
del servicio eléctrico en Villa Consuelo, en actividades propias de nuestro
oficio periodístico visitamos la zona durante los 7 días de la semana pasada en
diferentes horarios, y para sorpresa nuestra,
nunca hubo electricidad en el sector.
Por ORLANDO ARIAS
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