SANTO DOMINGO.-El escritor y periodista colombiano Ernesto Cortes Fierro,
editor del Periódico El Tiempo, escribió en un artículo que "las
ambulancias son en todo el mundo sinónimo de enfermedad o tragedia. Su ulular
se escucha a la distancia como mal presagio, y la velocidad a la que viajan es
síntoma de que en sus adentros se libra una batalla entre la vida y la
muerte". Y Terminó diciendo que, "esa simple descripción debería
motivarnos a todos ser más comprensivos con ellas".
A propósito, me voy a referir en esta oportunidad al sonado y
reciente caso en el que perdió la vida dentro de una ambulancia una niña de
apenas cuatro meses de nacida, luego de que dicho vehículo fuera interceptado
por agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) cuando la bebe
era traslada en estado de gravedad desde el Hospital Juan Pablo Pina de San
Cristóbal hacia el Robert Reid Cabral, en la capital.
Ha sido un hecho que ha consternado a los familiares de la
bebe muerta y a todos los ciudadanos,
por las supuestas circunstancias en las que se produjo el suceso.
Según la DNCD, dicha ambulancia pasó por la Avenida 6 de
Noviembre en momentos en que un equipo de ese organismo ejecutaba un operativo
antinarcóticos en esa vía, y supuestamente, sus oficiales tenían información de
inteligencia en el sentido de que a bordo de una "ambulancia" que
pasaría por allí, se estaban transportando drogas.
Los demás elementos de la historia son conocidos ya por la
ciudadanía. La bebe, según la versión del médico que iba con ella dentro de la
ambulancia, supuestamente murió porque en medio del operativo le fue
interrumpido el oxigeno que se le administraba, algo sumamente lamentable.
El mayor general Julio Cesar Souffront Velásquez lamentó el
suceso y de inmediato designó una comisión de oficiales que deberá rendirle un
informe preciso sobre las reales circunstancias del evento, no solo con la
finalidad de llevar la verdad a la ciudadanía, sino también con el firme
objetivo de sancionar a los agentes actuantes, en el caso de que se demuestre
que los mismos actuaron con excesos y provocaron la muerte de la infante.
Aplaudimos la actitud del presidente de la DNCD y estamos
seguros que la investigación sobre el hecho arrojará la verdad. Y si los
agentes se excedieron actuando incorrectamente recibirán el debido castigo. Pero como nada de lo que se haga le devolverá la vida a la
niña ni el consuelo a sus familiares, entendemos que lo más justo es que la
DNCD proceda a indemnizar a los padres de la misma, independientemente de los
resultados de la investigación.
Por otro lado, vamos a estar claros, aunque la investigación
determine que hubo excesos por parte de los agentes, el presidente de la DNCD
no es el culpable directo ni indirecto de que se haya producido esa muerte
lamentable, ya que cada equipo operativo tiene un oficial encargado y
responsable, que es quien ordena los procedimientos y las decisiones de cada
acción en particular.
Además el general Souffront Velásquez jamás aprobaría que se
ejecuten arbitrariedades contra los ciudadanos inocentes.
Es un caso gravísimo que esa niña haya muerto en esas
circunstancias, pero lamentablemente, son novedades que se pueden producir por
lo particular de dicha actividad. Independientemente de todo, creo firmemente
que el tacto, el sentido común y humano, la prudencia y el rápido razonamiento, deben ser bien manejados
por aquellos oficiales que dirigen operativos antidrogas.
Por MARC SANTANA
El autor es periodista
Santana.marcelino@gmail.com
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