SANTO DOMINGO.- Al marcar el reloj las 11:00 de la mañana, este domingo 4 de
mayo, se habrá cumplido el 49 aniversario de la juramentación del coronel
Francisco Alberto Caamaño Deñó como presidente de la República, en el marco del
conflicto bélico del 24 de abril de 1965 y bajo la ocupación militar de Estados
Unidos.
En el acto participaron 17 de los 27 senadores y 41 de los 74
diputados, quienes votaron a favor de Caamaño ante la imposibilidad material de
que el profesor Juan Bosch retornara a la Presidencia. En ese momento, el
pueblo estaba en las calles junto a militares reclamando el retorno a la
constitucionalidad.
Esto constituía un desafío institucional sine precedentes en
la historia de la democracia dominicana y, posiblemente en pocos países del
mundo, para que se respeten, tanto la voluntad popular del pueblo, sus
libertades, como su soberanía nacional.
Su excepcional mandato presidencial que concluyó el 3 de
septiembre de 1965, con la ascensión al poder provisional del doctor Héctor García
Godoy, fue la respuesta que el pueblo quiso darle, a los que en la fatídica
madrugada del 25 de septiembre de 1963, le dio un golpe de Estado al entonces
Presidente de la República, Profesor Juan Bosch.
Después de que éste fuera electo, por abrumadora mayoría, el
día 20 de diciembre de 1962, derrotando, sorpresivamente, al doctor Viriato
Fiallo, quien era el candidato preferido por los sectores de poder económico
que aspiraban heredar los grandes recursos que el Estado dominicano le había
confiscado al ajusticiado tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina, quien había
gobernado al país, como si fuera su feudo, durante treinta y un año largos
años.
Cuando se produjo ese golpe de Estado, se creyó que el país
retrocedería a la inestabilidad política de los 72 años que transcurrieron
entre el 1844, fecha de nuestra Independencia Nacional y la primera invasión
norteamericana de 1916, donde los gobiernos eran derrocados, a poco tiempo de
ser electo, por generales al servicio de los políticos inescrupulosos.
En verdad, muchos creyeron que volveríamos a ese pasado de
incertidumbre horror. Hasta se creyó que volveríamos a las tiranías de Ulises
Eureaux (Lilís) y Trujillo.
Pero no fue así. Para suerte de todos, la puerta de la
democracia se abrió, para la República Dominicana, al medio día del 24 de abril
de 1965 cuando un grupo de valientes sargentos dirigido por el legendario
Lantigua Bravo, quien estaba bajo el mando del capitán Mario Peña Taveras,
después que fueran detenidos un grupo de oficiales comprometidos con la
democracia, entre los cuales hay uno que aún vive, José Aníbal Noboa Garnes,
hizo preso al Estado Mayor del Ejército Nacional, incluyendo al general Marco
Rivera Cuesta, quien era su jefe.
Ese levantamiento militar, donde también estuvo la presencia
del coronel Hernando Ramírez, fue la culminación de un largo proceso de
incubación para reponer al gobierno del profesor Juan Bosch y retornar a la
constitucionalidad, iniciado cuando el coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez
conformó, junto a un grupo de oficiales instructores de la Academia Militar
Batalla de Las Carreras que él dirigía, el núcleo más destacado de militares
que se habían comprometido con impulsar, de manera definitiva, el proceso
democrático del País.
Se recuerda, que una vez desvelado ese grupo de militares
democrático, se envió al coronel Fernández Domínguez, a un exilio involuntario.
Este dejó como su líder sustituto, al coronel Miguel Ángel Hernando Ramírez. A
los otros oficiales se les canceló, pese a sus grandes méritos como oficiales
académicos.
Entre estos oficiales cancelados que el pueblo no debe
olvidar, podemos nombrar al mayor Roberto Antonio Cabrera Luna, Subdirector de
la Academia Militar Batalla de las Carreras; capitán Héctor Lachapelle Díaz;
capitán Rafael A. Quiroz Pérez.
Los primeros teniente Berto Gabriel Genao Frías; Lorenzo
Sención Silverio; José René Jiménez Germán; Gerardo Brito Brito; Freddy Antonio
Piantini Colón; Marino Antonio Almanzar García y Antonio Ernesto González y
González. Y otro del E.N., capitán Fernando Rafael Cabral Ortega.
Cuatro días duró la guerra civil que degeneró el
levantamiento del Campamento 16 de agosto.
Pero, a partir del 28 de abril, esta guerra civil se convirtió en guerra
Patria, ya que, al verse derrotadas las tropas de San Isidro la tarde del 27 de
abril, estos solicitaron la intervención de los norteamericanos, quienes
enviaron unos 42 mil marines.
Por ANDRÉS FORTUNATO VICTORIÁ
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